domingo, 15 de marzo de 2020

RELIGIÓN EN CASA

Entiendo, que el resto de vuestros maestros. os han puesto tarea. Yo no quiero agobiaros. Deciros que en esta pagina, la cual tenia un poco desatendida, podréis entreteneros, ya que existen una gran cantidad de enlaces con contenidos relacionados con nuestra asignatura de Religión Católica. Justo a la izquierda de esta página podréis encontrarlos.
Mucho ánimo a tod@s. Seguro que nos vemos pronto.



EL CORONAVIRUS CIERRA LOS COLEGIOS.





martes, 30 de mayo de 2017

¿Cómo explicar el Espíritu Santo a un niño?

ES FUNDAMENTAL DECIR QUE EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS, PERO CON UNA PERSONALIDAD DISTINTA DEL PADRE Y DEL HIJO



1. Creemos en un único Dios, constituido por tres Personas Divinas


No es fácil entender que un único Dios pueda ser tres Personas divinas. Obviamente Dios no es una criatura como nosotros, y por esto nunca podremos comprender la plenitud de su ser. Él, de todas maneras, nos ha revelado que siendo un único Dios, también es Dios Padre, Dios Hijo (Jesucristo) y Dios Espíritu Santo.
¿Habéis visto un trébol alguna vez? San Patricio usaba el ejemplo del trébol para hablar de la Trinidad: como este que en una sola planta tiene tres hojas, así hay un único Dios, pero con tres Personas.
Esta imagen es útil también para aprender más sobre la Trinidad. Se verá que el Padre, Hijo y Espíritu Santo son todos Dios, pero que el Padre es distinto del Hijo, que a su vez es distinto del Espíritu Santo.



2. El Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo.
El Espíritu Santo es una Persona de gran importancia en la Trinidad. Cada domingo, en Misa, recitamos las palabras del Credo: “Creo en el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo”.
¿Qué significa “procede? En el Credo quiere decir que el Espíritu Santo deriva del amor del Padre y del Hijo. Él es el amor que existe entre el Padre y el Hijo.
Pensad en vuestros padres. Vuestra madre ama a vuestro padre, y vuestro padre ama a vuestra madre. Podréis decir que están “enamorados”. Hay amor entre ellos, y de este amor derivan muchas cosas grandes ¡Incluyéndoos a vosotros!
Del mismo modo, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo, y como todo amor que existe entre dos personas el Espíritu Santo ha sido enviado para ayudarnos a nosotros en la Tierra.



3. El Espíritu Santo tiene un papel especial en la historia porque ha sido enviado para ser nuestra guía.



¿Recordáis cualquier ejemplo en la Biblia que muestra el modo en el que el Espíritu Santo realiza su misión como Persona de la Trinidad enviada para ayudarnos?
En el Antiguo Testamento;
El Espíritu Santo ha inspirado a los escritores humanos del Antiguo Testamento para que este fuese verdaderamente Palabra de Dios.
Ha dado a los profetas las palabras con las que predicar al Pueblo de Israel. Como afirma San Pedro, “Porque ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo” (2Pe 1, 21).
Cuando Moisés hizo salir a los israelitas de la esclavitud de Egipto, estaban guiados por el Espíritu Santo. En el Éxodo se lee: “El Señor iba al frente de ellos, de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego, para iluminarlos, de manera que pudieran avanzar de día y de noche. La columna de nube no se apartaba del pueblo durante el día, ni la columna de fuego durante la noche” (Ex 13, 21-22).
En el Nuevo Testamento:
Antes de que Jesús volviese al Cielo en su Ascensión, dijo a los discípulos que el Espíritu Santo se quedaría con ellos (¡y con nosotros!): “Y yo rogaré al Padre, y él les dará otro Paráclito para que esté siempre con vosotros: el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no lo ve ni lo conoce. Vosotros, en cambio, lo conocen, porque él permanece con vosotros y estará en vosotros” (Jn 14, 16-17).
En Pentescostés, que es el cumpleaños de la Iglesia, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles en la forma de lenguas de fuego, y ellos, de repente, fueron capaces de hablar en lenguas que antes no conocían.
San Pedro dijo a todos los reunidos el día de Pentecostés que el Espíritu Santo había llegado a la Iglesia: “En los últimos días, dice el Señor, derramaré mi Espíritu sobre todos los hombres y profetizarán sus hijos y sus hijas; los jóvenes verán visiones y los ancianos tendrán sueños proféticos. Más aún, derramaré mi Espíritu sobre mis servidores y servidoras, y ellos profetizarán” (Hch 2, 17-18).
4. En la Confirmación se reciben los dones del Espíritu Santo; ¡él estará con nosotros para ayudarnos durante toda nuestra vida!



Como hizo con la Iglesia en la Biblia, el Espíritu Santo está con la Iglesia también hoy para guiarnos y confortarnos a través de muchos dones. Los siete dones principales que nos ofrece el Espíritu Santo son la ciencia, la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la fortaleza, la piedad y el temor de Dios. Tenemos la bendición de poder rezar al Espíritu Santo para pedirle estos dones mientras intentamos llevar una vida santa.
Cuando recibimos es sacramento de la Confirmación, estamos bendecidos por el Espíritu Santo de forma especial. El Catecismo de Baltimore enseña que la Confirmación “es un sacramento a través el cual recibimos el Espíritu Santo para convertirnos en cristianos fuertes y perfectos y soldados de Jesús (nº 678).



5. El Espíritu Santo, por tanto, nos ha sido enviado del Dios Padre y de Dios Hijo para que esté con nosotros mientras tratamos de resistir las tentaciones y practicamos las virtudes. Podamos contar con él para recibir los dones espirituales que necesitamos para perseverar, y podemos rezarle muchas veces al día, diciendo simplemente: “¡Ven, Espíritu Santo!”.

miércoles, 1 de marzo de 2017

MIERCOLES DE CENIZA 2017

.LA HORA DE LA CONVERSIÓN. Es una llamada a redescubrir nuestro origen. A poner en hora nuestra vida cristiana. No es tanto un esfuerzo personal cuanto, de nuevo, ir al encuentro de Aquel que nos ama.
.LA HORA DE LA VERDAD. No caminamos hacia la nada. El tiempo de cuaresma nos pone en órbita hacia la Pascua. Nuestro final definitivo no es la gran mentira en la que viven sumidos muchos hombres. Nosotros, porque Cristo nos lo aseguró con su propia existencia, sabemos que hay una gran Verdad: la vida de Jesús y sus promesas.
.LA HORA DE LA CARIDAD. Sin obras, nuestra fe, queda coja. Pero, nuestras obras sin referencia a Dios, pronto se agotan. Pueden derivar incluso en el puro humanismo. La hora de la caridad cuaresmal nos centra en Aquel donde nace el paradigma del amor: Cristo.
.LA HORA DEL SILENCIO. El silencio es un bien escaso. No se encuentra en cualquier lugar ni se compra en cualquier establecimiento. Una campana, una iglesia abierta….pueden ser una llamada a poner en orden lo que tal vez llevamos atrasado: la visita con el Señor. La oración.
.LA HORA DE LA PALABRA. ¿Cómo podemos encontrar el camino si no dejamos que el Señor nos lo indique? El reloj cuaresmal nos hace llegar con prontitud a la escucha de la Palabra. Es un tiempo de audición de lo santo, de captar aquello que es esencial para nuestra fe.
.LA HORA DEL AYUNO. Acostumbrados a mirar al reloj para la hora de la comida, la cuaresma, lo paraliza. Nos hace comprender que, la ansiedad, no es buena consejera para tener hambre de Cristo. Es un buen momento para ayunar de excesos, malos modos, blasfemias, odios, ingratitud, preocupaciones, críticas…..
.LA HORA DE LA PENITENCIA. Nos gusta el llano y antes que una simple carretera preferimos la autopista. La cuaresma nos recuerda que el sacrificio nos mantiene vigorosos, lo mismo que el entrenamiento hace grande y fuerte a un futbolista. Rectificar es de sabios y moderar ciertos comportamientos nuestros nos pueden encaminar a identificarnos más con Cristo.
.LA HORA DE LA CONFESIÓN. Hasta la mejor prenda necesita, de vez en cuando, ser llevada a una buena lavandería. Nuestras almas, en las que se encuentra impreso el sello de Hijos de Dios, tienen derecho a ser puestas a punto. La hora de la confesión nos facilita un nuevo rostro: la alegría de sentirnos reconciliados con Dios y con nosotros mismos.
.LA HORA DEL HERMANO. El encuentro con Jesús empuja al abrazo con el hermano. No podemos observar el reloj cristiano y, a continuación, olvidarnos de las horas amargas en las que viven los que nos rodean. Poner a punto nuestra vida cristiana nos exige ayudar a aquellas personas que quedaron rezagadas en la felicidad, en el bienestar o en el amor.
.LA HORA DEL CORAZÓN. Las prisas y los agobios, el estrés o el ritmo de vida que llevamos…presionan en exceso la serenidad de nuestro corazón. El reloj cuaresmal procura que, el corazón, vaya despacio, medite, reflexione, ame y se oxigene a la sombra del Corazón de Cristo.
.LA HORA DE LA MISA. Frecuentemente señalamos el reloj y preguntamos ¿y si tomamos un café? El reloj cuaresmal nos interpela ¿y por qué no una eucaristía diaria? Nunca, en tan poco tiempo, se nos ofrece tanto: acogida, perdón, calor, palabra, fuerza, silencio, amor, paz interior y poder saborear lo que sólo Jesús nos puede dar: su Cuerpo y su Sangre.
Escrito por Javier Leoz - Delegación de Piedad Popular (Pamplona)
 




lunes, 13 de febrero de 2017

LA CLASE DE RELIGIÓN